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Luego de contar con el 23% del electorado en la primera vuelta de la pasada elección presidencial, el 57% en la segunda, el 80% en la consulta popular del 15 de abril, Alianza País consiguió más del 65% de los votos en las elecciones para asambleístas del 30 de septiembre pasado. A pesar de las encuestadoras ligadas a la oposición, el voto por Alianza País crece, rompiendo barreras regionales, sociales e inclusive ideológicas. La tendencia representada por Alianza País logró en esa
última ocasión una representación significativa en las diversas regiones del país, destacándose su
triunfo en la Costa y en Guayaquil, bastiones tradicionales de la derecha y el populismo; mantiene
el apoyo de sectores sociales altos, medios y bajos, pese al ataque mediático que buscaba minar el respaldo en las capas medias; y canaliza el apoyo de un amplio espectro político que va desde la izquierda, el centro hasta grupos democráticos.
Esta amplitud del voto expresa una diversidad de vertientes que rompen, al menos en el campo
electoral, las fragmentaciones sociales, territoriales y étnicas en el país. Se trata de una amplia corriente que expresa unidad nacional, que se siente identificada en una postura de rechazo al viejo sistema político y que expresa un anhelo de cambio. |
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