Descripción:
Doce años después de la Conferencia de Río no se puede reconocer que la Agenda 21 haya generado impulsos concretos para una ecologización de las relaciones internacionales. Todavía son necesarias reformas sustanciales en el ámbito fiscal o en la política de subvenciones.
Por lo tanto no existe un sustento concreto para un cambio en favor de estilos de producción y de consumo ecológico socialmente adecuados.