Descripción:
Antes de la creación del Convenio “Andrés Bello” del Instituto Andino de Antropología, se plantearon interrogantes acerca de la defensa, conservación y revalorización del patrimonio cultural andino, así pues, se plantearon trascender el plano académico e investigativo de la antropología y se propuso acercarse al plano de las vivencias sociales. Este artículo expone cómo este fenómeno tuvo incidencia en la creación misma del Instituto. Ello supuso la creación de un espacio académico e investigativo de corte regional para el área andina que correspondiera con las realidades socio-culturales específicas de los países que hacen parte del Convenio.