Expresar la verdad clara y lealmente, no es cosa exenta de peligros. Expónese quien la profiere á ser blanco de odios peligrosos, ó cuando menos á falsas interpretaciones. En el cumplimiento del deber, y tratándose de asuntos de vital importancia, no es obra de buen ciudadano, darse cuenta e tales temores. La patria tiene altares, y hay que acercarse á ellos aunque se consumen sacrificios.