Atendiendo y acatando as atinadas eshortaciones que el Gran Pontífice León XIII, dado por la Providencia de Dios á la Iglesia Católica en estos tiempos, ha dirigido con insistencia sobre la unión que debe haber entre los Católicos del orbe entero, para el sostenimiento de los principios y sana doctrina que deben seguirse para el mejoramiento de las costumbres y para la consecución de los fines que Nuestro Divino Salvador Jesucristo se propuso al establecer su Iglesia; -exhortaciones que han sido secundadas por los Católicos de las principales naciones con brillantes resultados;- nos ha parecido deber también corresponder por nuestra parte á esos mismos fines, estableciendo al efecto, en Guayaquil, la asociación llamada Unión Católica, que vemos floreciente en varios países aun de nuestra misma América, y que ponemos bajo la protección del Sagrado Corazón de Jesús y del Purísimo Corazón de María, Patronos Oficiales de la República; reconociendo también como Abogados en el Cielo al Glorioso Patriarca San José y á la Beata Mariana de Jesús, Azucena de Quito.