Descripción:
El Sacratísimo Corazón de Jesús, en las revelaciones de Paray-le-Monial, se ha quejado de la ingratitud con que los hombres le tratan en el Sacramento de su amor, y ha exigido, no sólo de los individuos sino de la sociedad misma, pública reparaciones de esta inconcebible ingratitud y menosprecio. Según los deseos expresados por el Sagrado Corazón, estas reparaciones han de consistir principalmente en comuniones fervorosas. La manera más propia y eficaz de desagraviar y honrar al Corazón Sacratísimo no consiste en los actos fríos de una fe muerta, ni en las estériles declamaciones de un cristiano teórico, sino en la adquisición y práctica cada día más perfecta de todas las virtudes, en la recepción frecuente y digna de los sacramentos, sobre todo de la Comunión, en una palabra en la profesión franca, fervorosa y sincera de la vida cristiana. Discípulos de Cristo, debemos proclamar nuestra fe, y declarar la escuela á que pertenecemos, como Él mismo nos lo preceptúa, no con pomposas y vanas palabras, sino con obras vivificadas por la caridad.