Descripción:
Quién no haya sentido los azares y penalidades que nos ha ocasionado la infausta muerte del que era nuestro Padre, nuestro Pastor, nuestro amigo y nuestro todo; no hallará en éstas estrófas más que desaliño, desórden y disgusto. No es obra del genio, son desconcertados suspiros del corazón que sufre; sepultados habríanse quedado en la soledad del cláustro, si no tuviéramos el convencimiento de que aun l.jos de nosotras, hay corazones que suspiran, ojos que lloran tanta desventura; por eso hemos querido hacer ostensible en parte nuestro dolor para acompañarnos en el sentimiento general. Unidos todos nuestros corazones por un solo sentimiento, este vínculo nos consuela; pues que, las lágrimas con lágrimas se enjugan.