Satisfechos debemos sentirnos hoy los miembros de la Sociedad “Jurídico-Literaria,” al ver la manera cómo las elevadas clases sociales de esta Capital han correspondido á nuestra invitación. Los representantes de los altos Poderes del Estado; las distinguidas Matronas y Señoritas de la culta sociedad quiteña; los ilustres ancianos, encanecidos en el cultivo de las Ciencias y las Letras y que constituyen el orgullo de nuestra patria; los inteligentes jóvenes que comienzan á recorrer entusiastas por los nobles senderos del saber: todos han acudido ahora á honrarnos con su presencia y á escuchar nuestras débiles palabras. ¡Cómo se conoce que la juventud tiene por sí sola grandes atractivos, cuando todos aceptan gustosos su sincero llamamiento, aun cuando ella no tenga, muy á pesar suyo, nada bueno que ofrecerles!