Descripción:
Desde que el Hip Hop llegó a Quito a fines de la década del ’80, se fue consolidando como una práctica cultural de las juventudes de la ciudad. Las adscripciones identitarias de sus cultores y los crecientes vínculos con distintos actores de la urbe, posicionaron a los colectivos culturales de Hip Hop como actores con peso e incidencia para reclamar y/o negociar su lugar en el espacio urbano. Las identificaciones como hiphoperos implicaron valoraciones subjetivas y la posibilidad de acción colectiva que los colocó como actores políticos-culturales con capacidad de gestión.