Descripción:
Cuando el Señor Ministro de Justicia Doctor Cesáreo Carrera dió al olvido la ley y el respeto debido a la majestad del primer Tribunal de la República — la Corte Suprema — y promovió aquel escandaloso incidente de triste recordación sobre entrega de procesos; entonces el Señor Ministro, burlado en sus desconsideradas pretensiones, como en satisfacción a su orgullo herido, cual dios olímpico que, en su furor divino amenaza reducir a cenizas con sus potentes rayos a mortales infelices, prometió, y volvió a prometer una y otra vez, llevar al Congreso Nacional recurso de queja contra ese mismo Tribunal que supo volver por su honor y su decoro y puso en su puesto al Señor Ministro.