Madre es el seminario, para quienes hemos lactado en su seno la leche del sabor y de la virtud. Y esto sólo explicaría mi presencia en esta tribuna, si otro motivo no me impulsara también; el vivísimo anhelo, fruto de convencimiento profundo, de que el Clero vaya siempre a la vanguardia de toda cultura, para prestigio mayor suyo, de la Iglesia y de la Patria. Empero, no traigo comisión oficial alguna; pues, tomo parte en esta fiesta, invitado por el benemérito Superior de este plantel. Por esto, fiel a la consigna antes enunciada, hablaré en representación de quienes nos educamos en el Seminario, y especialmente del Clero parroquial; el cual, del Oriente al Ocaso, del septentrión al medio día, doquiera se levanta una iglesia y se agrupa una población.