Descripción:
No hay revolución efectiva, real en ninguna sociedad, si el cambio de instituciones políticas y leyes secundarias no está ahí demostrándola. La legislación positiva de un país es el sello de la gloria o la marca de infamia en que la personalidad de todo un pueblo imprime los nuevos principios de la revolución verdadera. Sobre todo la penalidad, la brutalidad o las restricciones racionales de la jurisdicción y los procederes judiciales son el termómetro que revela si ha subido o bajado la civilización, por virtud de la actividad del fuego celeste o infernal de la revolución.