La discusión alrededor de la pornografía y el erotismo comienza por establecer dónde termina la pornografía y dónde principia el erotismo. Y si de por medio está la cuestión dela obscenidad, entonces la confusión conceptual se complica más dela cuenta. La explotación comercial del amor permite amasar mucho dinero. Hombres mojigatos no vacilan en financiar la edición de libros obscenos, la producción de películas sugestivas y periódicos licenciosos. Y el sex-appeal, el erotismo, constituye la base de gran parte de la publicidad comercial. El estímulo erótico está puesto al servicio del negocio. El desnudo femenino es corriente en los periódicos y en los afiches. Muchachas muy sexy invitan incansablemente a comprar. Y, sin embargo, cuantos más senos y muslos invaden el marketing, el puritanismo de la burguesía se hace más extremista, vejatorio y fanático"