Las empresas de América Latina buscan resistir a los impactos de la globalización y de las nuevas tecnologías. Independientemente del tamaño o sector de actuación, en mayor o menor intensidad, todos están expuestos a las altas presiones de la competencia sin fronteras. Frente a este escenario, es fundamental encontrar mecanismos que propicien el cambio de manera cooperativa, integrada y estratégica. Estas medidas indican una necesaria revisión de los procesos de comunicación que, como ocurre en las estructuras jerárquicas, deben migrar a acciones participativas. En las empresas, el tiempo es rediseñado de acuerdo con la evolución tecnológica. Somos dependientes de un ritmo de trabajo cada vez más rápido, de gran ansiedad en relación con las tecnologías que nosotros mismos creamos. Sin gestión, vivimos en la similitud de las películas de ciencia-ficción, la criatura que se rebela contra el creador. Por ello, es importante interpretar la situación actual de las empresas, sin ignorar el contexto de la velocidad y reconociendo las brechas culturales, y utilizarla como un elemento que se ajustará a las tácticas para transición de los escenarios. En el contexto actual, las empresas están valoradas en relación a la adaptación, el grado de automatización e informatización, la rapidez por la atención al cliente y la reducción de los procesos de fabricación.