Descripción:
Los ojos llorosos, las manos crispadas, no contesta cuando se le habla. Puede pasar horas sin tomar agua o sin ir al baño. De pronto, los controles de la máquina vuelan por el aire. Quizá perdió, o logró "dar vuelta el juego'; no importa, la reacción es la misma. Excitación, nerviosismo, desconexión del ambiente que lo rodea. Seguramente usted habrá visto a su hijo, a su sobrino, o algún niño en ese trance. Viene de la "realidad virtual': la creada en las bases japonesas de una industria trasnacional que factura millones de dólares al año y recluye a cientos de miles de niños y adolescentes en sus bunkers caseros.