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En Aetatis Novae la Iglesia reconoce el poder inédito de las comunicaciones y se propone influirlas desde una actitud de identificación con los más necesitados y marginados. Andrés León Calderón e Iván Rodigo Mendizábal comentan. La Iglesia Católica siempre se ha preocupado de la comunicación tanto desde las evangélicas menciones al verbo, la palabra o el mensaje, hasta como instrumento para la discusión de las ideas, el rito y la vivencia histórica de dos mil años. La potencia espiritual y aún política de la Iglesia Católica reconoce la trascendencia de la evolución tecnológica de las comunicaciones y su extraordinario impacto sobre la sociedad de fines del siglo XX.