Descripción:
La desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, confirmada por el reconocimiento oficial de la independencia de las tres repúblicas bálticas, continúa. Ahora les toca a otras dos, Moldava y Georgia. Las demás repúblicas también declararon su independencia y su propiedad sobre todo lo que se encuentra en sus respectivos territorios. Este "desfile de soberanías" pasó, como efecto dominó, por todo el imperio, acompañado no tanto del grito jubiloso de los pueblos liberados, cuanto del clamor de miles de familias de la población no autónoma que se vieron separadas de sus parientes. La lucha por la independencia nacional se tradujo para algunas de ellas en matanzas, exilios y deportaciones violentas.