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Ni bien concluidos los festejos que el Banco Central había organizado para conmemorar el cincuentenario de su fundación, su gerente general, Rodrigo Espinosa Bermeo, animó el deseo de prolongar el contenido de tales celebraciones, en lo que a las actividades culturales concernía. En realidad, a lo largo de todo ese año de 1977, el Banco había propiciado una serie de eventos de elevada calidad y de amplia difusión.1 Los tres funcionarios a quienes se había encomendado la organización de los principales actos conmemorativos -Francisco Aguirre Vásconez, Simón Espinosa Cordero y quien suscribe este artículo-, fueron promovidos para dirigir, respectivamente, las tres áreas que configurarían el Centro de Investigación y Cultura: Difusión Cultural, Editorial e Investigaciones.