Las cofradías coloniales fueron agrupaciones integradas por hombres y mujeres, eclesiásticos y seglares, que cumplían finalidades piadosas y de auxilio mutuo. Para alcanzar sus propósitos captaban y manejaban dinero, bienes inmuebles y objetos de culto con los que mantenían y decoraban sus capillas, altares, imágenes, celebraban sus fiestas y prestaban asistencia material a sus hermanos. Su existencia se desenvolvía entre el ámbito religioso y el secular generando variadas relaciones y solidaridades entre esos sectores. Fueron una forma de segmentación de la sociedad de su tiempo con características individuales en la que podían o no reproducirse los esquemas del orden colonial.