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Sigamos a Bolívar, ya que hemos seguido a Sucre: la batalla de Bomboná sirvió inmensamente para la victoria de Sucre en el Pichincha. Ya Bolívar se hallaba en Cali en enero de 1822, y Sucre había partido a Guayaquil. Ora pensaba Bolívar en seguirle, ora en marchar a Pasto; y estas vacilaciones no dependieron sino de la mutación de circunstancias. El 8 de enero escribía desde Cali al vicepresidente Santander:
“El estado de las cosas, con respecto a Guayaquil y a la marcha por Pasto, me ha determinado a llevar la Guardia a Guayaquil, dejando una columna en Popayán, que tome a Putis y a Juanambú, cuando llegue el caso. La campaña principal se hará por Guayaquil, si vienen buques para llevar la Guardia; y si no, se hará por ambas partes, a la vez, en el mes de abril, que es verano en Guayaquil. Por descontado, que el general Sucre tome Quito; y por descontado, que los de Pasto no me baten... Las cosas de Guayaquil exigen mi persona en la Guardia; aquello es un caos de ingratitud y mala fe. Lord Cochrane parecía pronto a servirme; pero el gobierno de Guayaquil lo ha disuadido de este designio. Sólo Olmedo es bueno; pero sin autoridad para nada. Yo he tomado mi partido y les he escrito.”