El libro inédito del excelentísimo arzobispo de Quito, doctor don Federico González Suárez, que ve hoy la luz y que su ilustre autor tituló Defensa de mi criterio histórico, no ha menester de prólogo alguno. Las producciones del príncipe de los historiadores ecuatorianos no llevaron, por lo general, otra introducción que la que a él mismo le plugo poner en ellas. Cuando por excepción ocurrió lo contrario, fue pluma tan autorizada como la de don Marcelino Menéndez Pelayo la que escribió las páginas que figuran en La hermosura de la naturaleza y sentimiento estético de ella. Sólo quien tuviera las dotes del autor de La Ciencia española podría creerse llamado a presentar al público una obra del padre de los estudios históricos en esta parte de América; polígrafo insigne en el que no se sabe qué admirar más: si los profundos conocimientos filosóficos o el acabado saber teológico; el dominio de las literaturas antiguas y modernas o el de las ciencias auxiliares de la historia; el profundo amor a la verdad o la valentía para exponerla cuando la había hallado.