T. J. M. de P.
Descripción:
La virtud es siempre bella y eternamente joven, y la santidad, en medio de nuestras mismas puerilidades y miserias, sienta sus reales; y, mientras los más andamos desalados por el triunfo del egoísmo nuestro, élla puesta la mirada en el cielo se sacrifica por nuestra bienandanza, nos caza en nuestras mismas artes y consigue de esta manera, en muchas ocasiones, (pie en vez del mundo que nos fascina, seamos de Dios. La vida de Don Bosco es una hermosa prueba de todo esto; es la revelación soberana de la energía de un hombre que, en pleno siglo xix, se
apodera de fuerzas que parecen contrarias y las hace servir á un fin único, el mejoramiento de la especie humana por medio del trabajo inspirado en el temor santo de la Divinidad.