En el transcurso de la última décadaf el tratamiento del problema educativo -en la perspectiva de las políticas oficiales- ha ido incorporando, cada vez con mayor insistencia, la preocupación por su calidad. La respuesta a este aspecto del problema, necesariamente re­ basa el marco acotado de la oferta cuantitati­ va de servicios educativos, -énfasis privile­ giado por los gobiernos- y exige la formula­ ción de enfoques más amplios. Es decir, enfo­ ques que se respalden en una visión realista y objetiva del espectro de relaciones que ligan a la educación con la sociedad y que, de algu­ na forma, den respuesta a la pregunta sobre el sentido de educar en un pais como el Ecuador y en una época de crisis como la actual.