Descripción:
El auge sobre los estudios sociales que tratan los vínculos generados entre las prácticas alimentarias y los territorios han permitido ampliar la perspectiva que solo asume la alimentación como un acto fisiológico limitándola a la frontera nutricional, sino que esta se proyecta e incide sobre factores históricos, políticos, psicológicos, ambientales y económicos, de tal forma que se le considera como un hecho cultural complejo en el que se relacionan procesos y factores tangibles y no tangibles generados por las comunidades humanas. Dichas relaciones tienen lugar en el territorio como el lugar donde se apropia, dinamiza y transforma lo natural a través de lo socio cultural.